sábado, 30 de mayo de 2009

Decir NO

NO es NO...y hay una sola manera
de decirlo: NO.

Sin admiración, sin interrogantes, ni
puntos suspensivos.

NO: se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sobrio y
escueto.

NO: se dice de una sola vez. Con la
misma entonación.

Un NO que necesita de una larga caminata
o una reflexión en el jardín no es NO.

Un no que necesita de explicaciones
justificadoras, no es NO.

NO, tiene brevedad.

NO: No deja puertas abiertas, ni
entrampa con esperanzas. Ni puede
dejar de ser.

NO, aunque el otro y el mundo se
pongan patas arriba.

NO, es el último acto de dignidad.

NO, es el fin de un libro, sin mas
capítulos ni segundas partes.

NO, no se dice por carta, ni se dice
con silencios, ni en voz baja, ni
gritando, ni con la cabeza agachada, ni
mirando hacia otro lado, ni como símbolos
devueltos, ni con pena, aún menos
con satisfacción.

NO, es NO.

Cuando el NO, es NO, se mira a los
ojos y el NO se descolgara naturalmente
de los labios.

La voz del NO, no es trémula, vacilante,
ni agresiva, simplemente no se deja lugar
a dudas.

Ese NO, no es negación del pasado, es una
corrección al futuro.

Y solo quien sabe decir NO, puede
decir SI.

¿Cuántas veces nos encontramos
respondiendo a una pregunta que con
todas nuestras fuerzas responderíamos
que no, con un "si"...?

Cuantas veces traicionamos nuestros
valores, intereses, sentimientos por
complacer al otro, por no crear
discusiones, por ser aceptado o por
comodidad?

Que mecanismos internos nos obligan
a mostrar un Yo tan diferente al
que guardamos muy dentro nuestro,
en una esencia?

Aprender a decir NO, es muchas veces
comenzar a respetar nuestros limites
o simplemente nuestros deseos.
Las consecuencias de hacerlo no
siempre son las mas cómodas o
placenteras, sino que en muchas
ocasiones somos marcados por los
demás como egoístas, malas personas
o indiferentes

Pero lo que muchas veces no pensamos
al quebrar nuestro deseo de decir NO
es en la cuestión que sufrimos en
nuestro interior al realizar algo
que realmente no deseábamos
hacer, sentimos esa insatisfacción,
esa culpa por no ser condescendientes
con nosotros mismos, y a la vez nos
alejamos un poquito mas de mostrarnos
como realmente somos.

El filosofo Séneca recomendaba:
"Decir lo que sentimos y sentir
lo que decimos, concordar nuestras
palabras con nuestros sentimientos".

Que cada palabra de nuestro discurso
sea el fiel reflejo de nuestro
sentimiento. Esto, como decía no es
nada cómodo ni fácil. Ya que significa
dejar a un lado la hipocresía y la
complacencia para sumergirse en un
estado de sinceridad y condescendencia
con los pensamientos y sentimientos
propios.

A partir de esta practica quizás algunas
personas que antes nos frecuentaban o
con quien compartíamos agradables momentos
se vayan alejando d nuestra compañía ya que
no todos estamos preparados para escuchar
la verdad de los otros tal como la ven.
Pero lo seguro es que quedaran quienes se
animen a vernos tal cual somos y a vivir
relaciones verdaderas, y así como algunos
se alejaran, otros nuevos se acercaran para
compartir códigos comunes.

En conclusión, aprender a marcar nuestros
limites y a hablar directo desde nuestro
interior es la manera mas franca de comenzar
a quitarnos la máscara que utilizamos
habitualmente para relacionarnos con
nuestro entorno y comenzar a mostrarnos
tal cual somos.

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